La noche, aquella en que debido a una especie de culpa te llamé
me sentí desolado al escuchar ese tono de voz por el cable.
Quería ver cómo estabas, ver si eras feliz, si sentías
me estrello.
La pereza llega a tu ser cuando de mi existencia se trata,
la neiligencia y la indiferencia, son ya parte de ti
mi nombre, te causa pánico,
y mi vida pavor.
Vamos que recorremos el mundo, pero no;
ya no.
La importancia de la notación de la esencia de mi sentir es lo que importa, pero tú,
no la comprendes
ni siquiera te esfuerzas por hacerlo.
Deseo salir del infierno en que esos hola y adiós me tienen saliendo,
saliendo de una soledad para entrar en otra, cada vez más pesada por el continuo agregamiento de nuestros desaciertos.
Vive, llora, ríe, que yo estaré aquí oculta en las sombras hasta darme cuenta en lo que me has convertido.
No, espera, eso lo hice hace mucho tiempo.
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