martes, 16 de octubre de 2012

¿Estudiantes o un ejército?


Un grupo de jóvenes de la Alemania moderna inmersos en la vida de un adolescente actual: fiestas, alcohol, drogas, música, deportes, los amigos y la escuela preparatoria, deben escoger una materia para la semana de proyectos. Algunos escogen la clase del señor Wenger (Jürgen Vogel), un rockero revolucionario y maestro de educación física que realmente deseaba dictar anarquía, pero por cuestiones de pereza, es obligado a dictar Autocracia.
El Lunes los jóvenes entran al curso con desánimo y pocas ganas de trabajar por el hecho de que este tema está enteramente relacionado con la Alemania Nazi, un periodo de su historia que los Alemanes parecen no querer recordar; entran en una discusión acerca de si es posible que se repita la historia del nacionalsocialismo y por esto el ambiente se tensiona. Ya que tanto como profesor como estudiante pueden manejar la semana de proyectos como quieran, Wenger propone que para relajarse durante esta semana se ocupen de analizar y recrear una dictadura autocrática.
Para el martes el prepara nuevas actividades para su clase basándose en el lema “fuerza mediante la disciplina, fuerza mediante la comunidad, fuerza a través de la acción, fuerza a través del orgullo”, haciéndolos sentir como un grupo cada vez más unido. Mediante la adopción de uniformes, un símbolo, un saludo y otros poco a poco se va formando una comunidad, la comunidad de la Ola, haciendo sentir a sus miembros muy identificados con la misma y superiores frente a otros. El problema crece cuando a Wenger se le sale el movimiento de las manos, y sus miembros empiezan a cambiar su forma de ser y actuar, movidos por la pertenencia a la Ola.
La ola (Die Welle) dirigida por Dennis Gassel, es un filme crítico. Basada en el experimento de la Tercera Ola realizada por Ron Jones con estudiantes de secundaria en 1967, La Ola muestra la maleabilidad de la mente humana, como esta puede ser fácilmente influenciada por un líder con las capacidades y las técnicas psicológicas necesarias para hacer al individuo sentirse feliz al estar orgulloso del grupo o movimiento al que pertenece. Como se repite a lo largo de la película, las bases de esto son la disciplina, el control, el respeto y el fuerza del grupo, actitudes que Wenger predica y aplica en su clase, formando un grupo de jóvenes motivado, enérgico, deseoso de trabajar por un bien común o una meta. Es así como el filme me tentó: sentí la necesidad de pertenecer a un grupo como la Ola, un grupo diferente que intente sobresalir encima de lo cotidiano. Y si no podía pertenecer a uno, lo haría yo mismo. Empecé a pensar diversos nombres y un símbolo mientras la película transcurría, pero al final me estrellé con la realidad: fui seducido indirectamente por Wenger, sus tácticas de control y la felicidad que tenían los miembros de La Ola en la película, la cual yo deseaba desde el inicio del filme.
Los métodos mediante los cuales un líder puede influenciar a la masa es mediante la disciplina, el orden, la transmisión de un mensaje que haga que el público se sienta esperanzado, alegre, representado o superior. Así mediante la seducción psicológica capta su atención, los vuelve sus seguidores, su ejército. La masa al sentirse identificada con un objetivo, trabaja duro se esfuerza por el grupo, piensa en el bienestar de la comunidad y defiende a los que ahora son sus iguales. Esto es comparable con el protocolo con el cual se desarrolla la vida de un estudiante en un colegio, especialmente el mío: el Liceo Navarra.
Ingresamos al Liceo de pequeños, nos visten con uniformes iguales y empezamos una rutina que poco a poco va formando la comunidad Navarrista. Estudiamos juntos, descansamos juntos, pasamos una tercera parte del día en esas paredes blancas y rojas que poco a poco se convierten en nuestro segundo hogar. Pasan los años y las costumbres se nos hacen eventos cotidianos: rezar, saludar en coro al profesor, las izadas los viernes, llegar y hacer fila en orden de estatura, vestir bien el uniforme, etc. Nos muestran nuestra superioridad académica frente a otras instituciones desde el comienzo, por esto nuestras metas son altas. Para cuando estamos en décimo u once, ya somos el ejército Navarrista que va a representar un modelo de enseñanza, unas costumbres, una institución frente a otras que harán lo mismo y por tanto corre por cuenta nuestra que el colegio sea excelente.
Es sorprendente como inconscientemente somos tan fácilmente manipulados. A pesar de que seamos jóvenes o viejos, conozcamos o hayamos vivido la historia de una dictadura de carácter fascista o creamos que por nuestra experiencia de la vida no nos dejaremos influenciar por estos movimientos, La Ola nos muestra que la mente humana es muy susceptible, y como alguien que sea un Líder puede ser tanto positivo como negativo para una sociedad, ya que puede manejar a los individuos pertenecientes a esta a su antojo: utilizarlos para violencia, difusión de un mensaje positivo o negativo, hacerlos trabajar en equipo para un bien común o una meta, generando así, una Autocracia.

2 comentarios:

  1. Hay una interpretación implícita de "autocracia" según la cual un sistema compuesto por individuos con ciertos parámetros de disciplina conformarían una autocracia -donde gobierna una única disciplina con una meta común. Es interesante eso, porque señala que no necesariamente tiene que haber una autoridad personal visible. ¿Pero por qué sería malo estar una autocracia sistémica? Es decir, ¿qué tendría de malo "trabajar en equipo para un bien común?

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  2. Querido Sergio:
    No tiene nada de malo, siempre que los fines u objetivos no atentarán, al menos directamente, contra el bienestar de otros. Aquí podría estar presente una doble moral: el hecho de crear grupos del tipo " La Ola" promueve la exclusión con el fin de bienestar de los miembros, pero ¿ Que hay del bienestar de los no- miembros? Tal vez podría estar afectado, por ejemplo: Tú diriges una sociedad de hombres ilustres en determinada ciudad. Los miembros que no pertenecen ya sea por que no fueron aceptados o no quisieron entrar, se pierden los beneficios de contactos y demás por la pertenencia a este, pero aún así tienen las capacidades y requisitos para entrar. Imaginemos que se abre una vacante para un profesor de, no sé, filosofía, Pedro que es filósofo y es tu primo pertenece a la sociedad y por esto entra más fácilmente que Juan, no-miembro de la sociedad pero tal vez mejor preparado para el trabajo.
    Aquí los intereses o bienestar de Juan no son afectados directamente, pero son afectados. Sólo nos queda pensar sí esto es moralmente correcto, pero bueno, eso nunca lo vamos a solucionar.
    ¿ Me hago entender?

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