lunes, 11 de marzo de 2013

EL Martillo

1. Eran las dos de la madrugada, él, cansado de tanto esperar decide ponerse a pensar. Muchas cosas vienen a su mente: recuerdos bombardean y las emociones no cesan. Un recuerdo más nítido que otros llama su atención.

3. - "¡Hace un calor tremendo!"
- ¿ quieres ir a beber algo?
- " No, vamos a nadar más bien"

4. Del calor a un sol radiante. De ese sol a otro. La tarde se aparece de repente y el algodón de azúcar flota como una partícula sin lugar en el cual posarse. Ella, vestida con una blusa blanca que deja ver parte de su espalda, unos jeans azules, profundos. Casi que cualquiera se perdería en ellos. Su cabello está suelto, claro, y el sol nuevo lo deja resplandecer aún más de lo debido. El algodón desaparece, pronto el escenario cambia.

5. Sientes sus dedos rozar los tuyos, sientes la energía pasando de un átomo a otro; pronto pones tu mano en su cintura, la rodeas con el otro brazo. Ella levanta los suyos, tu cuello ahora está aprisionado. Dos narices se palpan mutuamente, dos aromas se aparean en una mezcla de sentimiento azúcar y un rojo atardecer. Tus labios tocan los suyos, suavemente. No quieres romper la magia. La ciñes más contra ti, sientes como su corazón late tanto o más rápido que el tuyo. Abre suavemente la boca. La besas.

6. Ya con los ojos cerrados, sientes una de esas manos sujetando la tuya. Vas a caer; no caes. Abres los ojos. Ella está ahí, sonriendo. Simplemente te quedas callado. Sientes que estás sonriendo, que ese momento duraría para siempre.

Abres los ojos. Pareces muerto. La Odisea está a punto de caer. Tú con una lágrima cayendo por tu mejilla. Quieres hablar con ella.

2. Cierras los ojos poco a poco, el recuerdo de ese recuerdo te arrulla mejor que una nodriza. Duermes. Una lágrima cae de nuevo.




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