Bogotá llora como en otras ocasiones. Un camión pasa y moja a una vieja en gabán. "¡hijueputa!", grita ella. Qué clase. El camión se detiene antes de coger la calle 45. Marco, quien está debajo del puente, mira como un gordo sale de un camíón y grita barbaridades a una jovencita. Luego lo ve irse, afanado por el trancón que su respuesta estúpida causa. Luego la ve ella.
---Una caminata, una puerta, unas escaleras, otra puerta, otra peurta, la ropa y un rato después:
Ente caricias él logra apreciarla mejor. Es blanca, muy blanca. Ojos marrones, grandes. nariz chata. Grandes labios. Algo alta, y por lo que recuerda, un cuerpo hermoso vestido y desnudo. no sabe qué hacer. No lo había hecho antes. Ella, por sus intentos de buscar el brasier y lo demás, parece que sí. Se levanta y le pide que no la mire. Irónico. Él la mira. Tenía razon. Un cuerpo divino.
Ella se vistió y ella lo observó observándola. La petición de voltearse fue un por cortesía, para no parecer una vagabunda. ¿Irónico? No tanto. Ella sale del cuarto. Él se queda pensando. ¿ Quieres saber algo irónico? El apartamento es de ella.
Un sueño, un despertar, la ropa y una puerta después:
Marco la ve haciendo el desayuno, pero para su sorpresa, es para dos. La ve ponerlo en una bandeja grande y luego la ve arrancar unos pétalos de la rosa que estaba en la sala. Hace un sol celestial, como el que se paga despúes de una tarde tan lluviosa como la de ayer. Ella se voltea y lo ve. Ella sonríe. Él, por algún motivo, no puede evitar sonreír también. "Nos hacemos en el sofá, así estamos más cerquita"; él se sienta. Ella también. Comen dulcemente, mientras se miran. Marco se pregunta si tiene esta costumbre con todos y si esos todos son bastantes para su gusto y su higiene. Se pregunta por él mismo. ¿ Qué carajos estaba en el apartamento de una extraña, desayunando huevos, fruta y chocolate?
---Un beso, una Amy Winehouse en la radio, otro beso pero de bienvenida y otro acto de hacer el amor después:
María. Se llama María. Según ella, también fue su primera vez. Estudia en los Andes, pero becada. El apartamento se lo paga su tía que se casó un levantado. Estudia Literatura y va en cuarto semestre. No sabe por qué se fue de la casa pero piensa que está mejor así. Mide 1,72, tiene 20 años y es Libra. Piensa que la astrología es mierda pero que tiene su lado poético, como todo en esta vida. Le gusta pelear, pere mas le gusta ganar. Hizo el amor con el porque una profesora le dijo que tenía que ser más expontánea con su vida para poder sorprenderse a sí misma. Le gustó hacer el amor con Marco y por último está cansada de que él le haga tantas preguntas.
Marco no estudia, es actor. Sólo ha hecho papeles pequeños. Vive en Chapinero y le gusta vivir ahí por las casas. No le gusta Amy Winehouse porque,según él, le recuerda mucho a él mismo. Es Acuario pero se siente como un Piscis según la revista Caras. Leyó la revista Caras porque estaba esperando en la peluquería. Le gustó hacer el amor con María y tiene ganas de hacerlo de nuevo.
--- Dos personas enredadas, dos personas desenredadas, unos besos, otras preguntas, otros sueños y otros despertares a eso de las 6 de la tarde.
Marco y María se dirigen a la Casa de la Historia de cierta historiadora. Van porque a Marco le gusta jugar Go, un juego oriental, junto a unos amigos mientras beben tinto y fuman cigarrillos. María le dice que no le gustan los hombres que fuman. Él le dice que ellos son los que fuman mientras piensa en algo. Les abren la puerta, pero la de la librería y entran a un corredor. A un lado ven a una muchedumbre viendo una película. Siguen y ven a un asiático jugando el tal Go con un niño. A la izquierda un patio y a tres hombres fumando quienes los saludan con una sonrisa. En el fondo, unos tipos y unos pelados juegan. Al parecer, les están enseñando.
--- Unas partidas, risas, tintos y un beso secreto arriba, en el balcón donde una tela cubre algo desconocido:
Marco y María se despiden de David, Julio, John, Mateo, Sebastián y del que le decían Molano. Al parecer van a comer. Ellos salen a los 5 minutos. Caminan por el Parkway mientras, tomados de la mano, discuten que van a hacer de comida. Entran a una tienda y María compra vegetales y fruta. Marco se distrae viendo los cigarillos mientras piensa que aquel que se fumó ayer, justo antes de ver bajarse al tipo del camión, fue su último. Para entonces ya amaba a María.
Nosce te ipsum
miércoles, 29 de enero de 2014
martes, 28 de enero de 2014
D
Garzón es un idiota. La India lo ha cambiado; escucho a Vivaldi, escribo y pienso en lo que viajo a otras tierras.
Me siento en mi escritorio, dispuesto a rodar por la tierra como en otros sueños. Quiero alejarme.
Paloma, quien me amó mientras yo fingía amarla, ahora esta en Saudade. Yo, por el contrario, estoy volando. A la vez estoy sentado aquí, viajando entre las historias y recuerdos de un amor que fue y que es en diferentes compaces.
Me gustaría, mientras pienso en mis viajes, que Atacama fuera mi hogar. Atacama no sabe de mí. Lloro por eso. Por la cobardía de ir y tocarla con mis húmedas manos y jugar con su árida tierra.
Pienso que Deseo me usó. Pienso también como la uso a ella para satisfacer mis más gradientes deseos.
No quiero usarla más. No me merece. No lo merezco.
Veo a dos gemelos besarse mientras recorro tierras sensibles de dos lugares distintos. Las recorro al mismo tiempo. Sonrío. Quisiera estar en sólo una de ellas.
Paloma es engañada y yo me engaño. El miedo me paraliza. No más procastinación.
Quiero amar como soñé que amar sería en estos tiempos. Me escondí detrás de un pantalla de luz y caracteres.
Sueño con el paraíso.
miércoles, 22 de enero de 2014
How did it end up like this.
Mr. Davis recalls his childhood memories and after a little research of his own thoughts, he comes upon that he does not enjoy doing it. Also that his best memories are when he is recalling one of those dreams in which he felt so joyous that when he woke up practically every detail came into his head. He starts recalling again; nevertheless, it is a memoir rather than a memory that rises upon the other. He is at his apartment and it is raining. In his mind he travels the streets of Strawberry Hill while his uncle, who is an architect, tells him a philosophical story about how the quality of a road symbolises more that a society's wealth. In his mind, he rushes back to the apartment to find out that it's now a house, a house in which he buried his best days with a concoction of an exotic dance, a beauteous girl in a ritual in which his feet and others dance while he and this girl recalled their childhood memories. He recognizes spoiled kids from his early years, annoying uncles and a bunch of famous people trying to do magic.
He enters into a bedroom he is not able to differentiate from his old grandpa's bedroom and other he does not remember. There is she, a brown-coloured girl. She is watching the news. However, they are talking about the civil war in California. "Their envy is driving them to failure", he says. Then she says an argument that contrast with his while touching him. They turn over, he facing the bed. And in just a second, he kisses her. Do not ask for a reason. It was just desire. He rushes her into the bed, grabbing her wrists softly; her words say "a" but her eyes say "c"; her words say "c" while her eyes say "a", though. " There is something we need to talk about, something we never talked about." They separate. In that moment, his brother and the spoiled guest enter and stare at the television. Then he wakes up in a familiar bed with familiar velds. He watch himself write something in an ancient tongue. Then he wakes up again. It is Mrs. Davis. Her name, her true name is Narul Davis. He does not remember why he lost his last name. . Actually, he does not remember how he lost his name. He does not remember his name. He is lost in himself; he recalls her, this time for real, and realises what a great discussion they would have had with the last name thing. He smiles only to find out the ugly face of Mrs Davis. In that moment he twigs his mistakes and his biggest mistakes. The tea he made for her last night is now contaminated, just as he is.
Taken from memoirs of a Mockingbird
viernes, 12 de julio de 2013
Three little birds
Domingo, 23 de Junio de 2013
Snowden llegó a Moscú preocupado. Estuve a escasos 4 metros de él, pero pude ver una expresión en su rostro. Su boca medio abierta dejaba entrar el rastro de una lágrima que pudo haber caído minutos antes. Sus ojos estaban perdidos, como los de un niño que no encuentra su mamá. Parecía que estaba pensando, sólo él sabe en qué. Sus pensamientos fueron interrumpidos por treinta personas con cámaras, micrófonos y demás haciéndole preguntas. Contestó algunas y siguió caminando, esperando ver a alguien conocido.
Mientras esto ocurría yo estaba sentado en un banco de plástico bebiendo un café proveniente de un Juan Valdez que encontré en una esquina escondida del aeropuerto. Escribía un artículo para la revista, algo sobre la esperanza económica brasilera. Al ver a Snowden me paralicé. En cuestión de segundos releí los 3 o cuatro párrafos que había escrito. Eran basura. Otra historia era la importante.
Inicié un nuevo documento e intenté captar lo que él sentía. Me pregunté: ¿ Qué se siente no ser bienvenido en ninguna parte? Esos pensamientos me distrajeron hasta que los de él salieron de su cabeza mediante sus gestos. Zapateaba, movía las piernas nerviosamente. Se paró al baño e intenté seguirlo. Alguien me detuvo. Era una joven rusa que estaba limpiando el piso. Me habló en Inglés. "Él ya tiene suficientes preocupaciones para que usted entré y lo moleste". Seguido de esto, abrió la puerta y dejó la llave de la puerta en el lavamanos al tiempo que le ponía candado a la puerta. Me retiré lentamente a mi silla, pero alguien ya se había sentado. Decidí sentarme al lado del baño, esperando que la mujer no me regañara por hacer eso. Seguí escribiendo.
Al cabo de unas dos horas un teléfono sonó dentro del baño y él salió. Nos cruzamos miradas. Él se detuvo. "No me juzgues basado en lo que tu gobierno te predicó como bueno", me dijo mientras me miraba inquisitivamente. "No hago parte de los que denuncias", le dije. "Nunca lo he sido, ni lo seré". Él se quedó parado, quieto, como estudiando si podía confiar en mí.
Lunes, 24 de Junio de 2013
Aún me pregunto si ese gesto fue correcto. Acto seguido de haberle dicho que no era estadounidense, con mi mano derecha golpeé el piso, invitándolo a sentarse a mi lado. Él lo hizo. No supe qué hacer. Abrí el computador y busqué "Three little birds" de Bob Marley en YouTube. Ambos sonreímos.
Escuchamos a Bob Marley, un poco de los Beatles. Me pidió que buscara Nirvana, que le gustaba mucho. escuchamos "Smells like teen Spirit" y seguido él colocó "Red Red Wine". Me contó que le encantaba esa canción. El teléfono sonó de nuevo, alguien estaba esperándolo abajo desde la primera llamada. Se paró, me dió la mano y me dijo adiós. Ya iba bajando la escalera cuando lo alcancé y le dije: " cualquier lugar en donde una persona te haga sonreír puedes llamarle hogar". En ese momento la escalera eléctrica llegó al primer piso. Él se fue sonriente. Yo también. Puede que él sea un ciudadano de ninguna parte. Pueda que reveló la verdad que compromete el poder de Estados Unidos. Puede que cada periódico del mundo esté hablando de él. Él sigue siendo una persona. Una persona que yo considero valiente, pero que aún el recuerdo de la vida común y corriente de cada uno de nosotros le puede sacar una lágrima y por qué no, una sonrisa.
Snowden llegó a Moscú preocupado. Estuve a escasos 4 metros de él, pero pude ver una expresión en su rostro. Su boca medio abierta dejaba entrar el rastro de una lágrima que pudo haber caído minutos antes. Sus ojos estaban perdidos, como los de un niño que no encuentra su mamá. Parecía que estaba pensando, sólo él sabe en qué. Sus pensamientos fueron interrumpidos por treinta personas con cámaras, micrófonos y demás haciéndole preguntas. Contestó algunas y siguió caminando, esperando ver a alguien conocido.
Mientras esto ocurría yo estaba sentado en un banco de plástico bebiendo un café proveniente de un Juan Valdez que encontré en una esquina escondida del aeropuerto. Escribía un artículo para la revista, algo sobre la esperanza económica brasilera. Al ver a Snowden me paralicé. En cuestión de segundos releí los 3 o cuatro párrafos que había escrito. Eran basura. Otra historia era la importante.
Inicié un nuevo documento e intenté captar lo que él sentía. Me pregunté: ¿ Qué se siente no ser bienvenido en ninguna parte? Esos pensamientos me distrajeron hasta que los de él salieron de su cabeza mediante sus gestos. Zapateaba, movía las piernas nerviosamente. Se paró al baño e intenté seguirlo. Alguien me detuvo. Era una joven rusa que estaba limpiando el piso. Me habló en Inglés. "Él ya tiene suficientes preocupaciones para que usted entré y lo moleste". Seguido de esto, abrió la puerta y dejó la llave de la puerta en el lavamanos al tiempo que le ponía candado a la puerta. Me retiré lentamente a mi silla, pero alguien ya se había sentado. Decidí sentarme al lado del baño, esperando que la mujer no me regañara por hacer eso. Seguí escribiendo.
Al cabo de unas dos horas un teléfono sonó dentro del baño y él salió. Nos cruzamos miradas. Él se detuvo. "No me juzgues basado en lo que tu gobierno te predicó como bueno", me dijo mientras me miraba inquisitivamente. "No hago parte de los que denuncias", le dije. "Nunca lo he sido, ni lo seré". Él se quedó parado, quieto, como estudiando si podía confiar en mí.
Lunes, 24 de Junio de 2013
Aún me pregunto si ese gesto fue correcto. Acto seguido de haberle dicho que no era estadounidense, con mi mano derecha golpeé el piso, invitándolo a sentarse a mi lado. Él lo hizo. No supe qué hacer. Abrí el computador y busqué "Three little birds" de Bob Marley en YouTube. Ambos sonreímos.
Escuchamos a Bob Marley, un poco de los Beatles. Me pidió que buscara Nirvana, que le gustaba mucho. escuchamos "Smells like teen Spirit" y seguido él colocó "Red Red Wine". Me contó que le encantaba esa canción. El teléfono sonó de nuevo, alguien estaba esperándolo abajo desde la primera llamada. Se paró, me dió la mano y me dijo adiós. Ya iba bajando la escalera cuando lo alcancé y le dije: " cualquier lugar en donde una persona te haga sonreír puedes llamarle hogar". En ese momento la escalera eléctrica llegó al primer piso. Él se fue sonriente. Yo también. Puede que él sea un ciudadano de ninguna parte. Pueda que reveló la verdad que compromete el poder de Estados Unidos. Puede que cada periódico del mundo esté hablando de él. Él sigue siendo una persona. Una persona que yo considero valiente, pero que aún el recuerdo de la vida común y corriente de cada uno de nosotros le puede sacar una lágrima y por qué no, una sonrisa.
sábado, 20 de abril de 2013
Diario de un recojedor llamado Mario Mendoza
"nos dimos todo eso y mucho más" - LL
26 de Mayo de 1987:
Hasta hace poco, de hecho una hora, no te veía tan enamorada. Fuiste al salón y te arreglaste dizque para el matrimonio de tu hermana al cual no fui invitado. No importa. La detesto. Ella me detesta. Tus padres me detestan. Yo sigo queriéndote.
¿Cómo iba? sí, sí... que no te veía tan enamorada. No te había visto sonreír así. Te veo hace 10 años, pero no logro recordar haberte visto tan feliz. Entraste a eso de las siete de la mañana, estresada por cosas de mujeres. Tenías cólicos, se te notaba. Te conozco. Pediste que te dieran un masaje, que era urgente "estar con paz interior". Mientras eso yo te observaba, sonriente, pues tú habías sin saberlo, cumplido tu promesa.
Te desnudaste en el baño mientras con tus curvas seducías a la estatuilla de Apolo que ahora sirve como el aparatico donde pones el jabón. Alcancé a notar que lo hiciste suavemente, con cuidado, como si alguien a quien amas te estuviese viendo.
Saliste con la bata que dejaba tus piernas descubiertas hasta un poco más de la rodilla; hermosas, trigueñas y sensuales piernas. Entraste al área contigua. Manicure y Pedicure fueron tus requerimientos. Ya estoy aprendiendo a hacerlos con la esperanza de alguna vez hacértelos a ti. Saliste y te metiste al baño de nuevo, pero, dejaste la puerta entre abierta. Un minuto más tarde, un tipo alto, rubio y fornido entró y echó seguro. Reían. Salieron ambos, cada uno fingiendo que no habían reído. Creo era estaban hablando. Tal vez de mí.
Tú entraste al vestier y te pusiste tu vestido. Un hermoso vestido rojo fuerte, pasional ceñido a tu cintura como un rayo de sol a la primera persona tomando café una mañana. Sin medias, no las necesitabas; un suave escote que dejaba ver el indicio del camino de un recuerdo próximo. Tu espalda parcialmente descubierta y tu lunar, ubicado en la región arriba-central me sedujeron. "Qué bonita está" pensé para mí mismo.
Te pusieron los zapatos y saliste con el mismo tipo que entró a reírse contigo en el baño. Se subieron al carro.
Te veo salir de la mano de ese tipo. No lo resisto. Me cuelo en el carro, en el baúl, para que no se den cuenta. Voy a la fiesta que resulto ser el matrimonio y entró a la iglesia. Te veo a ti al lado de tu hermana sonriendo mientras ella se casa hasta el divorcio con un tal Feliciano, hijo de Mariano descendiente de Ospina Pérez, presidente poco efectivo de nuestra república. Allí es como si fueras tú la que se casa. Lo miras a él sonriendo. A la salida, lo besas. Allí decido retirarme.
15 de Abril de 1987
Entras por la puerta y te veo. Me sonríes. Tras ti entran tus padres, el tipo y sus padres según lo que logré abstraer. No lo soportó más. Decido decirte que te amo. Te lo digo. Él me golpea. Tu padre me golpea. Tu hermana me escupe. Salgo corriendo. Llego a casa. Mi madre me da de comer. Como. Leo las revistas. Escribo. Escribo esto. Escribo esto para no olvidar por quién escribo esto, mientras pienso en que mañana debo llegar temprano a la peluquería. Por ti. ¡Por ti maldita!
26 de Mayo de 1987:
Hasta hace poco, de hecho una hora, no te veía tan enamorada. Fuiste al salón y te arreglaste dizque para el matrimonio de tu hermana al cual no fui invitado. No importa. La detesto. Ella me detesta. Tus padres me detestan. Yo sigo queriéndote.
¿Cómo iba? sí, sí... que no te veía tan enamorada. No te había visto sonreír así. Te veo hace 10 años, pero no logro recordar haberte visto tan feliz. Entraste a eso de las siete de la mañana, estresada por cosas de mujeres. Tenías cólicos, se te notaba. Te conozco. Pediste que te dieran un masaje, que era urgente "estar con paz interior". Mientras eso yo te observaba, sonriente, pues tú habías sin saberlo, cumplido tu promesa.
Te desnudaste en el baño mientras con tus curvas seducías a la estatuilla de Apolo que ahora sirve como el aparatico donde pones el jabón. Alcancé a notar que lo hiciste suavemente, con cuidado, como si alguien a quien amas te estuviese viendo.
Saliste con la bata que dejaba tus piernas descubiertas hasta un poco más de la rodilla; hermosas, trigueñas y sensuales piernas. Entraste al área contigua. Manicure y Pedicure fueron tus requerimientos. Ya estoy aprendiendo a hacerlos con la esperanza de alguna vez hacértelos a ti. Saliste y te metiste al baño de nuevo, pero, dejaste la puerta entre abierta. Un minuto más tarde, un tipo alto, rubio y fornido entró y echó seguro. Reían. Salieron ambos, cada uno fingiendo que no habían reído. Creo era estaban hablando. Tal vez de mí.
Tú entraste al vestier y te pusiste tu vestido. Un hermoso vestido rojo fuerte, pasional ceñido a tu cintura como un rayo de sol a la primera persona tomando café una mañana. Sin medias, no las necesitabas; un suave escote que dejaba ver el indicio del camino de un recuerdo próximo. Tu espalda parcialmente descubierta y tu lunar, ubicado en la región arriba-central me sedujeron. "Qué bonita está" pensé para mí mismo.
Te pusieron los zapatos y saliste con el mismo tipo que entró a reírse contigo en el baño. Se subieron al carro.
Te veo salir de la mano de ese tipo. No lo resisto. Me cuelo en el carro, en el baúl, para que no se den cuenta. Voy a la fiesta que resulto ser el matrimonio y entró a la iglesia. Te veo a ti al lado de tu hermana sonriendo mientras ella se casa hasta el divorcio con un tal Feliciano, hijo de Mariano descendiente de Ospina Pérez, presidente poco efectivo de nuestra república. Allí es como si fueras tú la que se casa. Lo miras a él sonriendo. A la salida, lo besas. Allí decido retirarme.
15 de Abril de 1987
Entras por la puerta y te veo. Me sonríes. Tras ti entran tus padres, el tipo y sus padres según lo que logré abstraer. No lo soportó más. Decido decirte que te amo. Te lo digo. Él me golpea. Tu padre me golpea. Tu hermana me escupe. Salgo corriendo. Llego a casa. Mi madre me da de comer. Como. Leo las revistas. Escribo. Escribo esto. Escribo esto para no olvidar por quién escribo esto, mientras pienso en que mañana debo llegar temprano a la peluquería. Por ti. ¡Por ti maldita!
lunes, 11 de marzo de 2013
EL Martillo
1. Eran las dos de la madrugada, él, cansado de tanto esperar decide ponerse a pensar. Muchas cosas vienen a su mente: recuerdos bombardean y las emociones no cesan. Un recuerdo más nítido que otros llama su atención.
3. - "¡Hace un calor tremendo!"
- ¿ quieres ir a beber algo?
- " No, vamos a nadar más bien"
4. Del calor a un sol radiante. De ese sol a otro. La tarde se aparece de repente y el algodón de azúcar flota como una partícula sin lugar en el cual posarse. Ella, vestida con una blusa blanca que deja ver parte de su espalda, unos jeans azules, profundos. Casi que cualquiera se perdería en ellos. Su cabello está suelto, claro, y el sol nuevo lo deja resplandecer aún más de lo debido. El algodón desaparece, pronto el escenario cambia.
5. Sientes sus dedos rozar los tuyos, sientes la energía pasando de un átomo a otro; pronto pones tu mano en su cintura, la rodeas con el otro brazo. Ella levanta los suyos, tu cuello ahora está aprisionado. Dos narices se palpan mutuamente, dos aromas se aparean en una mezcla de sentimiento azúcar y un rojo atardecer. Tus labios tocan los suyos, suavemente. No quieres romper la magia. La ciñes más contra ti, sientes como su corazón late tanto o más rápido que el tuyo. Abre suavemente la boca. La besas.
6. Ya con los ojos cerrados, sientes una de esas manos sujetando la tuya. Vas a caer; no caes. Abres los ojos. Ella está ahí, sonriendo. Simplemente te quedas callado. Sientes que estás sonriendo, que ese momento duraría para siempre.
Abres los ojos. Pareces muerto. La Odisea está a punto de caer. Tú con una lágrima cayendo por tu mejilla. Quieres hablar con ella.
2. Cierras los ojos poco a poco, el recuerdo de ese recuerdo te arrulla mejor que una nodriza. Duermes. Una lágrima cae de nuevo.

3. - "¡Hace un calor tremendo!"
- ¿ quieres ir a beber algo?
- " No, vamos a nadar más bien"
4. Del calor a un sol radiante. De ese sol a otro. La tarde se aparece de repente y el algodón de azúcar flota como una partícula sin lugar en el cual posarse. Ella, vestida con una blusa blanca que deja ver parte de su espalda, unos jeans azules, profundos. Casi que cualquiera se perdería en ellos. Su cabello está suelto, claro, y el sol nuevo lo deja resplandecer aún más de lo debido. El algodón desaparece, pronto el escenario cambia.
5. Sientes sus dedos rozar los tuyos, sientes la energía pasando de un átomo a otro; pronto pones tu mano en su cintura, la rodeas con el otro brazo. Ella levanta los suyos, tu cuello ahora está aprisionado. Dos narices se palpan mutuamente, dos aromas se aparean en una mezcla de sentimiento azúcar y un rojo atardecer. Tus labios tocan los suyos, suavemente. No quieres romper la magia. La ciñes más contra ti, sientes como su corazón late tanto o más rápido que el tuyo. Abre suavemente la boca. La besas.
6. Ya con los ojos cerrados, sientes una de esas manos sujetando la tuya. Vas a caer; no caes. Abres los ojos. Ella está ahí, sonriendo. Simplemente te quedas callado. Sientes que estás sonriendo, que ese momento duraría para siempre.
Abres los ojos. Pareces muerto. La Odisea está a punto de caer. Tú con una lágrima cayendo por tu mejilla. Quieres hablar con ella.
2. Cierras los ojos poco a poco, el recuerdo de ese recuerdo te arrulla mejor que una nodriza. Duermes. Una lágrima cae de nuevo.
lunes, 18 de febrero de 2013
Fuck off.
No planeaba escribir hasta el viernes pero la situación actual lo merita. Desde hace tiempo me he encontrado en contraposición con mí mismo, no sé que hacer respecto a algunas cosas y cada día me acuesto con más pensamientos que conclusiones.
Lo primero que pienso es que quiero irme de mi casa lo más pronto posible. No es que no me sienta cómodo en ella, pero, estoy mucho más cómodo cuando estoy solo o cuando simplemente no tengo a mis papás al lado. Quiero "abrirme" de ese ambiente tan potencialmente estresante en el que me encuentro. Por eso me planteé en un principio la posibilidad de estudiar en el extranjero, no sólo por las oportunidades que me podría brindar sino por el alivio que sentiría comenzar de cero en una tierra totalmente distinta.
Por otra parte, siento que quiero vivir la experiencia universitaria aquí en Colombia. La razón principal: simplemente siento que esto es lo que me hará más feliz. Pero el problema aparece cuando llego a la casa. La única manera sería conseguir una residencia, tal vez con unos compañeros que estén tanto o más desesperados por no tener que llegar a recibir cantaleta. Obvio, esto implicaría pagar renta o arriendo, pero eso lo puedo arreglar.
Añadiendo dilemas a mi lista encuentro el hecho de que aunque me gustan las matemáticas y sus derivados, no me veo como un Ingeniero. Soy humanista por excelencia. No pienso pasar cuatro o cinco años de mi vida haciendo problemas que ya miles han hecho para al final seguir viendo números los siguientes años de mi vida. Las humanidades me retan, me hacen feliz. El hecho de que están continuamente cambiando no hace un día igual a otro, nunca. Aquí entra en juego la parte monetaria, pues como ya es conocido, a los humanistas se les dificulta un poco la vida pero pienso que debido a que yo si amo lo que haría como lo haría, esto no sería un problema.
Después de haber analizado todo lo anterior me choco con otra situación: me encanta la tecnología. Debido a esto considero estudiar Ingeniería de Sistemas en Los Andes, pero pienso que aquí en Colombia a esta carrera en particular no se le ve el verdadero potencial que tiene. Esta sería mi opción para mantenerme económicamente con gusto pues me agrada mucho la carrera mientras disfruto del estudio de alguna humanidad.
Tal vez después de haber terminado si vaya al extranjero. Solo sé que debo haber empezado mi propia manera de mantenerme antes de terminar la universidad y si es necesario, antes de comenzarla. Aún tengo un par de Ases bajo la manga.
¿Por qué estoy escribiendo esto? Mañana hay previa de Física y me harté de estudiar. Ya quiero poder hablar con esa hermosa muchacha quien es objeto de metáforas en más de uno de mis poemas.
Veo su perfil en Facebook.
Me enamoro un poco más.
Siguen con la cantaleta.
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