Era una fría tarde de domingo. El nieto después de acabar lo propuesto para aquel día entra por esa puerta que lo recibía de pequeño con una maleta más grande que él mismo.
Rondaba los 17 años, estatura media, ojos semiclaros. Hoy quiso visitarlo, no lo veía hace dos meses. " Hola muchacho, ¿cómo te ha ido?" - ha de saberse que el nieto estaba enamorado- " nada fuera de lo normal abuelito". El viejo trajo dos pocillos, ambos llenos de un líquido obscuro y dulce. Un "qué has pensado acerca de tu vida" desemboca en una conversación de casi dos horas hasta que el abuelo calla después de una pregunta.
" Cuando tenía 17 años iba llevando un mercadito a donde mi patrón cuando de un colegio salió una muchacha hermosa. "Tenía un cuerpo divino y un rostro casi angelical". " Abuelo eso es muy bonito pero se distancia de lo qu" " ¡calla, que estoy viviendo! Tenía un rostro angelical pero lo que me cautivó fueron sus ojos. Esos ojos que cuando los miras sientes que lo que te falta para ser verdaderamente feliz está tras esos velos de color miel. Empecé a pasar casi todos los días por allí, pero paraba el carro una cuadra antes para que no se diese cuenta que no era una casualidad. Un día, pasé pero no la vi. Lleve el camión hasta la esquina y ahí me puse a pensar por qué no habría ido al colegio. De repente alguien toco el vidrio. " Ella te espera mañana", me dijo una niña que siempre estaba por ahí. El día después le pedí prestado el carro a mi tío Aureliano que se había llenado de plata por unas fincas en Valledupar. La esperé al frente de la puerta sin antes haberme perfumado con una colonia que me prestó doña Mercedes y haberme puesto el traje fino del compa José. Ella salió más radiante que nunca y se subió al carro. " Me llevarás a mi casa, ¿vale? Me llamo Inés""
" Ella es mi ab"" sí, ¡calla te digo! Ella me dirigió por las calles de ese pueblo hasta una casa. " Déjame acá, mi mamá no puede verte" En ese momento me dio un beso en la mejilla que lo sentí más en el corazón. " Siento no pueda quedarme más, mi papá es muy quisquilloso" Habiendo dicho esto cerro la puerta, camino una cuadra más y entró en una casa color amarillo"
La aguapanela se había acabado. Una lágrima caía por esas mejillas ya algo arrugadas de tanto echar pa' lante. El nieto miraba a su abuelo de una manera como nunca lo había hecho. Veía a un pelao de 17 años vestido llorando amargamente por haberse enamorado. El reloj dio las seis.
"¿La extrañas?"
" Todos los días pienso en ella mijo"
" La amaste"
" Sí"
" No quiero que cometas los mismos errores que yo; yo la embarré muchas veces cuando estaba con ella, no le demostré que la amaba, ella lo hizo hasta el día en que me hizo esos huevos pericos antes de ir al hospital. Jueputa vida. Tú sientes cuando es, porque cuando no, no sientes nada. Cuando lo sientas, no vaya a dejar a esa pelada ir mijo; no se arrepienta de nada cuando le esté hablando a su nieto una fría tarde de Domingo"
El nieto abrazó al viejo y salió. Cogió un bus que lo dejó en la avenida del tren. Caminó derecho a la izquierda y luego a la derecha. Pasó como sí nada hasta llegar a aquel apartamento con balcón. Ella abrió la puerta.
El nieto miro a su abuelo; seguía llorando.
" No dejaré que se me escape" Besó a su abuelo y salió corriendo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario